Jaime Sáez (RD): “Podría abrirme a bajar algunos impuestos, pero con el foco puesto en dinamizar algunos sectores de la Economía”
El diputado oficialista integra la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja y, en este contexto, advierte que “no podemos seguir metiendo problemas estructurales del país debajo de la alfombra”.
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Es parte de la hornada que llegó por primera vez a la Cámara de Diputados, de la mano con el Gobierno del Presidente Gabriel Boric. El diputado de Revolución Democrática (RD) Jaime Sáez Quiroz (37) integra la prestigiosa Comisión de Hacienda de esta Corporación y desde allí sigue de cerca el devenir del segundo proceso constitucional, la reforma de pensiones y el pacto fiscal.
En esta conversación con Diario Financiero aborda, además, la salida del exministro y fundador de su partido, Giorgio Jackson, y el ambiente del Congreso para los 50 años del golpe de Estado.
El administrador público, comparte con quienes opinan que de ser rechazada la segunda propuesta de nueva Constitución, el proceso constitucional debiera continuar hasta que “los chilenos y chilenas aprobemos una propuesta de nueva Constitución y mientras eso no ocurra el proceso sigue abierto”. E incluso admite que de no sacar adelante algún de las reformas estructurales, sería un fracaso para el gobierno del Presidente Gabriel Boric.
-A su juicio, ¿la actual Constitución sólo tiene el problema de la legitimidad?
-Tiene ese problema, pero también otros, como el hecho de que limita la competencia. Nuestro país tiene una economía de mercado, pero altamente concentrada en una serie de sectores estratégicos, con pocos grupos económicos, con pocos bancos, con pocas AFP… poco de todo. Y, además, todos familiarizados entre sí, mucho bicicleteo… Y creo que de ahí también el argumento de por qué es importante una Constitución que le dé garantías y certezas a todos los sectores. La actual no lo hace.
-¿Cree que las negociaciones por pensiones y pacto fiscal tienen algún destino?
-Si yo sintiera que no hay destino, no debería estar en esta posición. Soy diputado porque creo que hay ciertas obligaciones que tenemos que cumplir con nuestro país. No miro el tema de pensiones con un sesgo ideológico particular. Por supuesto, me gustaría que hubiera una dosis de solidaridad mucho más importante y que tuviéramos noción de que tenemos que avanzar en un sistema que sea responsable social y financieramente, de forma intergeneracional. Pero hay que tener esperanza en que los actores políticos tenemos que ponernos de acuerdo. No podemos seguir metiendo problemas estructurales del país debajo de la alfombra y mirar para otro lado como si no existieran.
-Pero, ¿ve disposición de la oposición para avanzar?
-Creo que sí. Al menos con la oposición que yo hablo sí, porque es gente que ha sido gobierno y que por esa experiencia tiene conciencia de Estado. Estoy seguro que la UDI quiere volver a ser gobierno algún día y desearían que cuando les toque, alguno de los problemas que se vienen arrastrando hace harto tiempo esté solucionado, para abocarse a otro tipo de tareas. El problema de pensiones es una urgencia nacional en la que deberíamos tener una visión común de Estado. Y la oposición es parte del Estado de Chile, de un poder del Estado, tiene una responsabilidad y debe asumirla. No puede simplemente ponerse una venda y llevar adelante planteamientos que son dogmas de fe más que verdades económicas.
-¿Cómo cuál, por ejemplo?
-Como que todo el 6% adicional debería ir a la cuenta individual, si está archi demostrando que eso no funciona; porque, además, no nos hacemos cargo de esa población más desfavorecida que afortunadamente es cada vez menos, pero que siempre va a existir, que va a tener lagunas, que no va a tener buenos empleos, que va a estar precarizada y que necesita que le echemos una mano. Para eso no basta simplemente la PGU.
-¿Es posible llegar a acuerdo en torno a un pacto fiscal sin subir impuestos?
-Mi sensación es que hoy día no es posible, porque esto de financiar con impuestos generales el aumento de la PGU saben que no es sostenible financieramente; y es algo que probablemente la oposición niega públicamente, pero que puertas adentro sí asume como una realidad. Y desde una perspectiva de responsabilidad fiscal, eso no es posible.
-Entonces, ¿qué se hace?
-Evidentemente podemos subir algunos gravámenes y quizás, porque esto no es algo que esté planteado en la discusión, yo podría abrirme a bajar algunos impuestos, eventualmente, pero no bajar por bajar, sino con el foco puesto en dinamizar algunos sectores de la Economía. ¿Dónde queremos proyectar nuestra economía a largo plazo? A mí me gustaría que en mi Región de Los Lagos tuviéramos inversión en tecnología; que grandes compañías internacionales tecnológicas puedan posicionarse acá y, probablemente, una manera de atraer a esos capitales sea con incentivos tributarios. Pero esa es una discusión que es más compleja y tiene que ver con el modelo de desarrollo de nuestro país, donde evidentemente no hay un consenso en el mundo político.
-Pero el pacto fiscal es para ahora.
-Para este pacto fiscal hay una cuestión que es muy clara; el país tiene necesidades que son permanentes y crecientes, sobre todo en materia de pensiones y en las en las materias que ya ha delimitado el presidente de la República, y la forma responsable de abordarlo es con ingresos que también sean permanentes, de lo contrario de estamos poniendo en riesgo la estabilidad económica del país.
-¿Si no se llega a acuerdo en este Gobierno, en algunas de las reformas estructurales como pensiones y tributaria, es un fracaso para el Gobierno del Presidente Boric?
-Sí.
-¿Por qué?
-Porque tenemos absoluta conciencia de que en Chile jubilar no es sinónimo de júbilo, sino de incertidumbre, de angustia. Y nosotros asumimos un compromiso ante todo el país de abordar este problema y hacer todo lo posible por solucionarlo. Evidentemente, sabemos que somos minoría en el Congreso y que este es un congreso fragmentado, donde muchos responden a distintos incentivos. Pero más que un fracaso del Gobierno, es un fracaso de la política, fracaso que también tuvo la política hace 50 años y que desencadenó una tragedia.
"Una provocación innecesaria"
-¿Cómo interpreta que la oposición haya hecho leer la declaración de la Cámara del ’73?
-Me parece una provocación innecesaria, toda vez que a ese acuerdo se le da una gran relevancia histórica. Debo reconocer que ahí e alteré, me sacó un poco de mis casillas la situación, la verdad de las cosas.
-¿Por qué?
-Porque me parece una falta de respeto cuando hay muertes involucradas, cuando hay gente en este mismo Congreso, como la vicepresidenta de la Cámara Carmen Hertz, cuyo esposo pudo ser identificado recién hace un par de años -como dijo el diputado Winter- por una tibia y un fémur. Me parece cruel, entonces creo que ese tipo de cuestiones son innecesarias, en un contexto en el que ya ha transcurrido medio siglo y deberíamos tener un aprendizaje distinto.
-Entonces, ¿qué espera del 50 aniversario del golpe de Estado?
-Espero que comprendamos como sociedad que la democracia, más allá de todos los problemas que podamos tener, constituye un avance de la civilización para resolver nuestras diferencias, para gobernarnos y organizarnos en sociedad. A veces, los problemas de la sociedad se pueden resolver con mayor celeridad. A veces son problemas estructurales y toman más tiempo. Eso depende de la voluntad política, de la coyuntura. Espero que la sociedad chilena a 50 años asuma que la democracia es una condición sobre la cual no podemos retroceder.
“Hemos comprendido a costa de bastantes porrazos”
-A propósito de los problemas de seguridad que se han ido incrementando en La Araucanía, ¿siente algún complejo respecto de declarar estado de sitio, como está pidiendo la oposición?
-No siento ningún complejo, pero tengo la convicción absoluta de que el Estado de sitio no es una solución, como tampoco lo es el Estado de excepción. La solución pasa por el fortalecimiento de las policías y también de la capacidad de inteligencia del Estado, para desarticular toda la criminalidad y el fenómeno de violencia asociado a la Macrozona Sur. Y, por otro lado, en paralelo, ir trabajando las soluciones políticas que se han eludido históricamente en Chile. Esto no es un problema ni de este ni del anterior Gobierno, únicamente es una deuda pendiente desde hace 120 o 130 años, como dice la canción de Violeta Parra.
-En el contexto del fortalecimiento de las policías, ¿su sector hace un mea culpa por la postura que ha tenido en relación con las policías?
-Sí, evidentemente la trayectoria va implicando aprendizaje en cuanto hemos sido críticos del actuar policial, hemos comprendido a costa de bastantes porrazos que nuestro rol es fortalecer las instituciones, no debilitarlas ni horadarlas. Y eso también empalma, con los numerosos escándalos que han ocurrido a partir de los convenios en los últimos meses, que demuestran la debilidad institucional, por ejemplo, en los gobiernos regionales.
-Me imagino que también habrá habido un aprendizaje en ese sentido y se lo menciono por el discurso con el que su sector llegó al Gobierno, ¿cuál es el mea culpa que se hace?
-Por supuesto que hay un aprendizaje y una autocrítica. Ahora, si algunos sectores esperan que nos clavemos un puñal en el estómago como los japoneses, eso no va a ocurrir. Asumimos la responsabilidad que nos corresponde y uno es impoluto hasta que tiene poder. Nosotros irrumpimos siendo oposición y ser oposición es súper sencillo en términos de las responsabilidades, porque en el fondo el poder es más bien simbólico, no hay una responsabilidad sobre el control del Estado. Cuando eres gobierno eso se invierte completamente y hoy día resulta evidente que hay un golpe de realidad.
-¿Cómo enfrentarse a un caso de corrupción de tamaña magnitud?
-Cuando nos enfrentamos por primera vez, como RD, a un caso de corrupción, no solamente sentimos el golpe en nuestra moral, sino también en lo difícil que es tomar decisiones y tomamos decisiones muy duras, decisiones que otros partidos no han tomado, como la expulsión de militantes, la suspensión del liderazgo más importante del partido en ese momento, como era Catalina Pérez. Hemos tenido el valor de tomar decisiones y hemos hecho las autocríticas públicas que corresponden. Ahora, si lo que espera la oposición o un sector de los medios de comunicación o parte de la opinión pública, es que nosotros salgamos como a inmolarnos, eso me parece absolutamente improcedente.
“Hostigamiento permanente” a Jackson
-¿Diría que al exministro Jackson le cobraron la actitud asumida mientras era diputado, tanto desde la oposición como de parte del propio oficialismo?
-Bueno, Giorgio es una persona, pero también un personaje que viene estando en la palestra pública desde que estaba en la universidad y esa permanente exposición va dejando una huella. Es bien evidente que de parte de algunos actores políticos había cierta animadversión personal hacia el exministro y eso me parece lamentable..
-A su juicio, ¿el presidente de la UDI Javier Macaya tenía un encono personal con Jackson y lo persiguió?
-No solo él, yo diría que varios senadores del oficialismo lo hicieron. A estas alturas no sé si vale la pena individualizar a la gente que tuvo una actitud de hostigamiento permanente. Pero la tuvieron y eso consta es cuestión de revisar la prensa, meterse en las redes sociales y notar que evidentemente hubo una persecución.
-¿Y Jackson sigue siendo un liderazgo importante para de RD?
-Sí, sigue siendo un liderazgo valioso e importante. Giorgio fue fundamental en levantar el movimiento, legalizar el partido y en ser la vanguardia parlamentaria y luego la avanzada hacia el Gobierno, colaborando muy estrechamente con el presidente durante toda su campaña. Soslayar eso sería un profundo error, además de injusto.
-¿Cómo ve el futuro de Revolución Democrática (RD)?
-RD ha estado permanentemente en un proceso de transformación desde que surgimos. Y hoy día está en esa transformación de avanzar hacia la unidad del Frente Amplio y ahí tenemos el desafío de que esta conciencia histórica de la responsabilidad que tenemos sea comprendida adecuadamente por todas nuestras bases militantes en todo Chile. Y yo espero que ejerza un rol de abrir la conversación, de ir a dialogar con nuestros militantes y pueda emitir opinión ya sin la responsabilidad de estar en el Gobierno.
-¿Le preocupa el ambiente que se ha ido generando en las semanas previas al 11 de septiembre?
-Me asusta y ojalá que el 11 o 12 de septiembre este clima de tensión de rigidez se acabe; pero mi sensación es que esto va mucho más allá y que no tiene que ver necesariamente con los 50 años.